LA TERCERA OLA

La tercera ola (de la pandemia) impulsa “La tercera ola” (la revolución digital)

Cuando en 1979, Alvin Toffler predijo “la tercera ola” no pensaba en el coronavirus, pero sí en el teletrabajo.

En el más conocido de sus libros, Toffler anunció que la tercera ola provocaría que los ciudadanos volvieran a trabajar desde sus casas. Si la segunda ola sacó a muchos de sus granjas hacia los grandes centros industriales; la revolución de la información y la comunicación nos devolvería a nuestros hogares.

Afirmaba, incluso, que los niños estudiarían desde casa conviviendo con sus padres mientras ellos trabajan.

¿Te suena?

El teletrabajo nos permite vivir en cualquier lugar
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Y el coronavirus nos llevó al teletrabajo

Hace un año, sin embargo, eran muy pocos los casos de teletrabajo y menos aún los de estudiantes asistiendo a lecciones online. Hasta que llegó la pandemia y con ella el confinamiento.

De repente, teletrabajar se convirtió en una necesidad y las aulas cerraron sus puertas. En algunos casos – que evidenciaron las tremendas desigualdades aún existentes en nuestra sociedad -, los alumnos pudieron finalizar su curso desde casa; en otros, ni las “tablets” repartidas desde las instituciones públicas consiguieron poco más que maquillar la situación.

La sociedad del siglo XXI navega desde hace tiempo sobre la tercera ola y el teletrabajo es parte de ella. Aun cuando sólo haya empezado a asomar con fuerza al aparecer la pandemia.

No todo el mundo puede teletrabajar

En enero de 2020, sólo teletrabajaba 1 de cada diez empleados de un 30 % de organizaciones que se planteaban esta posibilidad. Hoy, ese porcentaje se ha multiplicado y se espera que, en los próximos años, el 70 % de estos trabajadores lo haga de forma remota.

Teletrabajar flexibiliza nuestra dedicación
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De acuerdo con un estudio del World economic Forum (The Future of Jobs Report 2020), la proporción de trabajos que se pueden realizar de forma remota en cualquier economía desarrollada se ha aproximado al 38% y es de un 25% en las economías de ingresos medios.

Otros estudios, como el publicado por el BCE, concluyen que más de un 50% de trabajadores en amplias regiones del Reino Unido, Bélgica, Francia, Luxemburgo y Suecia, pueden teletrabajar; admitiendo, no obstante, que el porcentaje se reduce mucho (20%) en otras regiones de España, Grecia y Rumanía

El INE español contabiliza que más de cuatro millones de personas en España puede teletrabajar; un 22,3% de la población ocupada frente al 33% de la media europea.

El factor humano impone modelos híbridos

La clave para superar estos porcentajes está en el cambio de mentalidad y en admitir fórmulas híbridas como el uso de espacios de “coworking” que reducen los riesgos relacionados con la salud mental para quienes se han visto obligados a modificar sus hábitos laborales.

 A medida que avanzamos en estas fórmulas, van surgiendo diferentes obstáculos y también soluciones.

Mientras que algunos sociólogos consideran que lo vivido en 2020 ha sido un teletrabajo forzado y que tan pronto sea posible, muchos volverán a la oficina; otros están convencidos de que la pandemia ha acelerado un proceso que ya estaba latente en muchas organizaciones.

Los defensores del teletrabajo hacen hincapié en sus ventajas al facilitar la conciliación familiar, la reducción de gastos inmobiliarios para la empresa y los de desplazamiento para el trabajador, el incremento de la productividad mencionado y la posibilidad de vivir en lugares donde el precio de la vivienda sea más asequible.

Por el contrario, sus detractores consideran que falta un plan que contemple recursos, nuevos enfoques y una legislación que no sea el resultado de una situación excepcional que cambiará.

Refuerza sus argumentos la preocupación de algunos empleados ante la expectativa de estar «siempre conectado», y el estrés asociado con la incertidumbre en los empleados más jóvenes, circunstancias a las que hace referencia un estudio de la consultora Capgemini.

Teletrabajo
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Salarios en función de donde vivas

Estando en Europa, la referencia a la legislación tiene gran importancia. El RD-Ley 28/2020 de trabajo a distancia español es una buena prueba de ello.

Salvo que aceptemos una perspectiva como la anglosajona más próxima a aceptar la libertad contractual, son muchos los aspectos a regular. Alguno de ellos como el relativo a la asignación de los gastos derivados del teletrabajo, han estado muy presentes en los medios de comunicación. Otros, irán apareciendo como el que, en esta segunda semana de enero, apuntaba el diario El País:

Irene Cortés planteaba la cuestión sobre si es legal fijar una doble escala salarial según dónde resida el empleado.

El tema surge por el anuncio de Facebook de ajustar el salario de sus teletrabajadores al coste de la vida en su ciudad de residencia.

Con independencia de la legalidad de la medida, sobre la que existen distintas opiniones, la autora del artículo en El País afirma que el teletrabajo “ha provocado que muchas personas abandonen las grandes ciudades con el objetivo de ganar en calidad de vida. De acuerdo con los portales inmobiliarios Servihabitat y Fotocasa, en los últimos meses, la búsqueda de fincas rústicas de usuarios residentes en Madrid y Cataluña se ha incrementado en un 46% y 57%, respectivamente”.

O sea, lo que Alvin Toffler anunció hace 40 años.

La tercera ola ya está aquí

Comentando la elaboración de este artículo, un amigo afirmó que en todo caso muchas profesiones nunca podrían desempeñarse remotamente y citó a los camareros.

No le falta razón. Hay profesiones más propicias para el teletrabajo que otras y algunas, como los vendedores, servicios de limpieza, sanidad o la hostelería exigen objetivamente la presencia.

Sin embargo, algunas de las dificultades para el teletrabajo están más relacionadas con la concepción social del trabajo y las limitaciones relacionadas con equipos y habilidades digitales.

Más profesiones de las que imaginamos podrán ser realizadas por robots
Photo by Al Razians on Flickr

Me quedé por ello pensando en el ejemplo de los camareros que mi amigo citó y al llegar a casa me encontré con una información relacionada con los robots-camarero. La tercera ola incluye también un cambio de paradigmas y de profesiones que desaparecerán.

De hecho, el estudio del “World Economic Forum” plantea la posibilidad de que el COVID-19 obligue a las empresas a acelerar la digitalización de procesos de trabajo, aprendizaje, expansión del teletrabajo, así como la automatización de tareas.

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