La ceguera de Hollywood
Hollywood es la industria más ciega pero más afortunada que existe. El cine es un producto potentísimo pero a las grandes productoras les cuesta horrores ver los cambios que la evolución proporciona.
Se opusieron a que el cine se viera en televisión y lo mismo hicieron con el vídeo doméstico: Universal Studios y The Walt Disney Company llegaron a demandar a Sony por considerar que su invento infringía los derechos de autor.
Lo paradójico es que la televisión y el vídeo doméstico se convirtieron en canales esenciales para la financiación del cine y ambos proporcionan un gran porcentaje de los ingresos que obtiene una película. La televisión de pago y el VOD (Vídeo on demand), sustituto natural del videoclub, evolucionan y aunque tarde, las grandes productoras de Hollywood se adaptaron.
El cine a través de la ventana
El mercado estaba estructurado a través de las “ventanas”:
La película se estrenaba en salas de cine. Se realizaba un enorme esfuerzo económico para el lanzamiento apoyado en campañas publicitarias ambiciosas y en el estreno en varios cines para amortizar la película rápidamente.
Transcurrido un plazo de tiempo -la “ventana”-, la película se distribuía en vídeo y en plataformas de pago. Unos meses después, las películas llegaban a la televisión, primero a los canales de suscripción y después en abierto.

Esta estructura ha ido cambiando muy rápido. Las ventanas se reducen y las obras cinematográficas se explotan en pocos días. Se pasa de 5 -10 estrenos muy comerciales al año a más de 30.
Todo ello provoca la protesta de los exhibidores, aunque se intentan conciliar los intereses de los distintos sectores.
El nuevo milenio transforma el modelo de negocio
Con la tecnología digital, la calidad de imagen y sonido mejora de forma notable y el espectador percibe que puede elegir cuando y como ver una película.
Se ve más cine que nunca. Acudir a las salas es una experiencia que va más allá de simplemente ver la película y, si se te pasa verla en los cines, siempre está la posibilidad de verla en casa en DVD, Blu-Ray o en las plataformas de televisión que van apareciendo.
La negativa de la industria a suprimir las ventanas para rentabilizar la inversión en el lanzamiento o a siquiera acortarlas, fue aprovechada por la piratería que ofrecía los títulos que estaban en los cines a través de Internet o incluso en el “Top manta”.
Netflix no es enemigo del cine
Las soluciones legislativas y sucesivas campañas de sensibilización redujeron poco a poco el problema, pero hay algo que revolucionará la industria de forma radical:

Las nuevas formas de entender el negocio, representadas en gran parte por Netflix y sus estrenos sin ventana.
“Roma” y “El irlandés” son buenos ejemplos a los que se unieron otros. En España, Filmin, la plataforma digital y distribuidora de la película “Carmina o revienta” decidió estrenarla a la vez en cines, DVD y VOD (video on demand), con resultados aceptables.
La pandemia acelera los cambios
Los sectores más tradicionales de la industria se resisten, pero llega la pandemia mundial que trastoca el mercado y acelera un proceso que muchos intuían pero que, ¡otra vez!, la industria se negaba a aceptar.
Todos los fenómenos que empezaban a asomar como posibilidades de nuevos modelos de negocio, encuentran el campo para su desarrollo. La reducción de ventanas, el impulso de las plataformas digitales y la restructuración de los mercados son una realidad en 2021.
Parte de la industria entiende que la satisfacción del consumidor es esencial y escuchan sus demandas.
La apuesta de Netflix por reducir ventanas e, incluso estrenar directamente en su plataforma a la vez que en las salas es imitada por Disney + e incluso por otras compañías como Universal o Warner Bros que ceden los derechos de emisión para “pay per view” de los títulos que tenían listos para estrenar y que debido al coronavirus no pudieron lanzar en las salas.
Algunas cifras reflejan perfectamente el dato: durante la pandemia, Netflix aumentó en 16 millones el número de suscriptores y Disney + ha anunciado en febrero de 2021 que ha superado los 95 millones de suscriptores en todo el mundo.
La industria sale de la crisis «des-unida«
En abril de 2020, con los cines en nuestro país cerrados ya durante un mes, Comscore organizó varias conferencias con participación de los principales representantes de la industria. El objetivo era encontrar estrategias que permitieran solventar la crisis que se avecinaba a causa del confinamiento. El mensaje principal era que la industria se recuperaría gracias a la unión de todos los sectores: Productores, distribuidores y exhibidores.
Se anunciaba el estreno de importantes títulos cuya exhibición se había retrasado pero que estarían disponibles tan pronto fuera posible:
“Tenet” y “Mulan” se estrenarían en julio de 2020, “Wonder Woman 84” en agosto, “Trolls 2” y “Black Widow” se retrasaban para el mes de octubre y, finalmente, “Top Gun, Maverick” se estrenaría en diciembre.
La unidad se rompió pronto: Los exhibidores prepararon sus salas para el desconfinamiento, pero los distribuidores no aceptaron estrenar sus títulos más taquilleros con unas expectativas de recaudación muy reducidas a causa de la limitación de aforos.
Universal anunció que estrenaría “Trolls 2” directamente en plataformas de TV y Disney canceló el estreno de la muy esperada “Mulan” ofreciéndola en su plataforma; primero a través de pago directo y semanas después, dentro de la suscripción.
La “guerra” estaba declarada y, de hecho, ambas compañías recibieron la protesta de la Federación de cines de España (FECE)

Tan sólo “Tenet” se estrenó en el verano y la mayoría de los paises encontraron en su producción local los estrenos esperados. En España ocurrió con “Padre no hay más que uno, 2” que llenó las salas y alcanzó recaudaciones muy significativas.
El resto de los títulos previstos o no se han estrenado aún (“Black Widow”, “TopGun”, “007: No time to die”, “Dune” “Un lugar tranquilo 2”, “West side story” o la última entrega de “Kingsman”), o lo hicieron con mucho retraso: (“Wonder Woman 84” en diciembre en lugar de agosto).
Ya no es sólo Netflix quien rompe las ventanas. Anuncios similares se han producido por parte de otras compañías y los exhibidores sólo encuentran el respaldo del cine independiente que complementan con títulos de hace años.
El cine se reinventa y el público toma el mando
La fuerza de Disney + y sus resultados son vistos por muchos como un ejemplo a seguir.
¿Supone esta situación el fin de las ventanas? Nadie se atreve a responder a esta pregunta.
En mi opinión, las ventanas en el siglo XXI no tienen sentido. El consumidor se ha acostumbrado a elegir y no acepta las esperas. Los jóvenes están pendientes del estreno de cualquier serie o película para consumirla de forma inmediata. La enorme inversión que se realiza para el lanzamiento no puede limitarse a impulsar el estreno en salas y quedar después diluida en el tiempo mientras las películas llegan al video bajo demanda, a los soportes físicos o a la televisión.
Las ventanas tienen sentido entre las versiones de pago y la suscripción o la TV en abierto, pero no entre la sala cinematográfica y el pago por disfrutar de la obra en un monitor de TV que ofrece hoy en día una calidad de imagen y sonido perfectamente comparables con las de un cine.
Son experiencias diferentes y es el público quien debe decidir. Muchos espectadores, entre los que me incluyo, concebimos el cine en las salas. Sin embargo, también disfrutamos de la película en casa ya sea a partir de un DVD o un BluRay, ya directamente del canal de suscripción o pago por visión.
El poder de los algoritmos
Muchos productores están siendo sensibles a esta percepción y se esfuerzan en un doble sentido: primero, intentan ofrecer el producto que el público demanda y, segundo, piensan en fórmulas que permitan mantener vivo el interés para que pueda disfrutarse en distintos canales.

Libertad de Urbizu
Un buen ejemplo es el caso de “Libertad”, la última obra de Enrique Urbizu concebida como serie de televisión y como estreno cinematográfico, aspirando a compatibilizar ambos formatos.
Sin duda, los algoritmos utilizados por Netflix, HBO o Disney plus proporcionan más información sobre las preferencias de los consumidores y aunque a algunos realizadores tradicionales no les guste, los contenidos que las plataformas ofrecen son, cada vez más, desarrollados en función de las preferencias del público.
El cine se transforma. Lo que no es fácil que ocurra es que llegue a desaparecer. Al fin y al cabo, nos gustan las historias y el cine las cuenta como nadie.