HOLLYWOOD DEJA TIRADOS A LOS CINES

La ceguera de Hollywood

Hollywood es la industria más ciega pero más afortunada que existe. El cine es un producto potentísimo pero a las grandes productoras les cuesta horrores ver los cambios que la evolución proporciona.

Se opusieron a que el cine se viera en televisión y lo mismo hicieron con el vídeo doméstico: Universal Studios y The Walt Disney Company llegaron a demandar a Sony por considerar que su invento infringía los derechos de autor.

Lo paradójico es que la televisión y el vídeo doméstico se convirtieron en canales esenciales para la financiación del cine y ambos proporcionan un gran porcentaje de los ingresos que obtiene una película. La televisión de pago y el VOD (Vídeo on demand), sustituto natural del videoclub, evolucionan y aunque tarde, las grandes productoras de Hollywood se adaptaron.

El cine a través de la ventana

El mercado estaba estructurado a través de las “ventanas”:

La película se estrenaba en salas de cine. Se realizaba un enorme esfuerzo económico para el lanzamiento apoyado en campañas publicitarias ambiciosas y en el estreno en varios cines para amortizar la película rápidamente.

Transcurrido un plazo de tiempo -la “ventana”-, la película se distribuía en vídeo y en plataformas de pago. Unos meses después, las películas llegaban a la televisión, primero a los canales de suscripción y después en abierto.

La supervivencia de los cines
Photo by Elias Bizannes on Flickr

Esta estructura ha ido cambiando muy rápido. Las ventanas se reducen y las obras cinematográficas se explotan en pocos días. Se pasa de 5 -10 estrenos muy comerciales al año a más de 30.

Todo ello provoca la protesta de los exhibidores, aunque se intentan conciliar los intereses de los distintos sectores.

El nuevo milenio transforma el modelo de negocio

Con la tecnología digital, la calidad de imagen y sonido mejora de forma notable y el espectador percibe que puede elegir cuando y como ver una película.

Se ve más cine que nunca.  Acudir a las salas es una experiencia que va más allá de simplemente ver la película y, si se te pasa verla en los cines, siempre está la posibilidad de verla en casa en DVD, Blu-Ray o en las plataformas de televisión que van apareciendo.

La negativa de la industria a suprimir las ventanas para rentabilizar la inversión en el lanzamiento o a siquiera acortarlas, fue aprovechada por la piratería que ofrecía los títulos que estaban en los cines a través de Internet o incluso en el “Top manta”.

Netflix no es enemigo del cine

Las soluciones legislativas y sucesivas campañas de sensibilización redujeron poco a poco el problema, pero hay algo que revolucionará la industria de forma radical:

Netflix escucha al público
By Alison Watkins on Flickr

Las nuevas formas de entender el negocio, representadas en gran parte por Netflix y sus estrenos sin ventana.

“Roma” y “El irlandés” son buenos ejemplos a los que se unieron otros. En España, Filmin, la plataforma digital y distribuidora de la película “Carmina o revienta” decidió estrenarla a la vez en cines, DVD y VOD (video on demand), con resultados aceptables.

La pandemia acelera los cambios

Los sectores más tradicionales de la industria se resisten, pero llega la pandemia mundial que trastoca el mercado y acelera un proceso que muchos intuían pero que, ¡otra vez!, la industria se negaba a aceptar.

Todos los fenómenos que empezaban a asomar como posibilidades de nuevos modelos de negocio, encuentran el campo para su desarrollo. La reducción de ventanas, el impulso de las plataformas digitales y la restructuración de los mercados son una realidad en 2021.

Parte de la industria entiende que la satisfacción del consumidor es esencial y escuchan sus demandas.

La apuesta de Netflix por reducir ventanas e, incluso estrenar directamente en su plataforma a la vez que en las salas es imitada por Disney + e incluso por otras compañías como Universal o Warner Bros que ceden los derechos de emisión para “pay per view” de los títulos que tenían listos para estrenar y que debido al coronavirus no pudieron lanzar en las salas.

Algunas cifras reflejan perfectamente el dato: durante la pandemia, Netflix aumentó en 16 millones el número de suscriptores y Disney + ha anunciado en febrero de 2021 que ha superado los 95 millones de suscriptores en todo el mundo.

La industria sale de la crisis «des-unida«

En abril de 2020, con los cines en nuestro país cerrados ya durante un mes, Comscore organizó varias conferencias con participación de los principales representantes de la industria. El objetivo era encontrar estrategias que permitieran solventar la crisis que se avecinaba a causa del confinamiento. El mensaje principal era que la industria se recuperaría gracias a la unión de todos los sectores: Productores, distribuidores y exhibidores.

Se anunciaba el estreno de importantes títulos cuya exhibición se había retrasado pero que estarían disponibles tan pronto fuera posible:

“Tenet” y “Mulan” se estrenarían en julio de 2020, “Wonder Woman 84” en agosto, “Trolls 2” y “Black Widow” se retrasaban para el mes de octubre y, finalmente, “Top Gun, Maverick” se estrenaría en diciembre.

La unidad se rompió pronto: Los exhibidores prepararon sus salas para el desconfinamiento, pero los distribuidores no aceptaron estrenar sus títulos más taquilleros con unas expectativas de recaudación muy reducidas a causa de la limitación de aforos.

Universal anunció que estrenaría “Trolls 2” directamente en plataformas de TV y Disney canceló el estreno de la muy esperada “Mulan” ofreciéndola en su plataforma; primero a través de pago directo y semanas después, dentro de la suscripción.

La “guerra” estaba declarada y, de hecho, ambas compañías recibieron la protesta de la Federación de cines de España (FECE)

Los estrenos simultáneos en salas y plataformas digitales
¿Qué fue del «sólo en cines»?

Tan sólo “Tenet” se estrenó en el verano y la mayoría de los paises encontraron en su producción local los estrenos esperados. En España ocurrió con “Padre no hay más que uno, 2” que llenó las salas y alcanzó recaudaciones muy significativas.

El resto de los títulos previstos o no se han estrenado aún (“Black Widow”, “TopGun”, “007: No time to die”, “Dune” “Un lugar tranquilo 2”, “West side story” o la última entrega de “Kingsman”), o lo hicieron con mucho retraso: (“Wonder Woman 84” en diciembre en lugar de agosto).

Ya no es sólo Netflix quien rompe las ventanas. Anuncios similares se han producido por parte de otras compañías y los exhibidores sólo encuentran el respaldo del cine independiente que complementan con títulos de hace años.

El cine se reinventa y el público toma el mando

La fuerza de Disney + y sus resultados son vistos por muchos como un ejemplo a seguir.

¿Supone esta situación el fin de las ventanas? Nadie se atreve a responder a esta pregunta.

En mi opinión, las ventanas en el siglo XXI no tienen sentido. El consumidor se ha acostumbrado a elegir y no acepta las esperas. Los jóvenes están pendientes del estreno de cualquier serie o película para consumirla de forma inmediata. La enorme inversión que se realiza para el lanzamiento no puede limitarse a impulsar el estreno en salas y quedar después diluida en el tiempo mientras las películas llegan al video bajo demanda, a los soportes físicos o a la televisión.

Las ventanas tienen sentido entre las versiones de pago y la suscripción o la TV en abierto, pero no entre la sala cinematográfica y el pago por disfrutar de la obra en un monitor de TV que ofrece hoy en día una calidad de imagen y sonido perfectamente comparables con las de un cine.

Son experiencias diferentes y es el público quien debe decidir. Muchos espectadores, entre los que me incluyo, concebimos el cine en las salas. Sin embargo, también disfrutamos de la película en casa ya sea a partir de un DVD o un BluRay, ya directamente del canal de suscripción o pago por visión.

El poder de los algoritmos

Muchos productores están siendo sensibles a esta percepción y se esfuerzan en un doble sentido: primero, intentan ofrecer el producto que el público demanda y, segundo, piensan en fórmulas que permitan mantener vivo el interés para que pueda disfrutarse en distintos canales.

Ofrecer lo que el público demanda
Presentación de «Libertad»: serie y película

Libertad de Urbizu

Un buen ejemplo es el caso de “Libertad”, la última obra de Enrique Urbizu concebida como serie de televisión y como estreno cinematográfico, aspirando a compatibilizar ambos formatos.

Sin duda, los algoritmos utilizados por Netflix, HBO o Disney plus proporcionan más información sobre las preferencias de los consumidores y aunque a algunos realizadores tradicionales no les guste, los contenidos que las plataformas ofrecen son, cada vez más, desarrollados en función de las preferencias del público.

El cine se transforma. Lo que no es fácil que ocurra es que llegue a desaparecer. Al fin y al cabo, nos gustan las historias y el cine las cuenta como nadie.

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LA TERCERA OLA

La tercera ola (de la pandemia) impulsa “La tercera ola” (la revolución digital)

Cuando en 1979, Alvin Toffler predijo “la tercera ola” no pensaba en el coronavirus, pero sí en el teletrabajo.

En el más conocido de sus libros, Toffler anunció que la tercera ola provocaría que los ciudadanos volvieran a trabajar desde sus casas. Si la segunda ola sacó a muchos de sus granjas hacia los grandes centros industriales; la revolución de la información y la comunicación nos devolvería a nuestros hogares.

Afirmaba, incluso, que los niños estudiarían desde casa conviviendo con sus padres mientras ellos trabajan.

¿Te suena?

El teletrabajo nos permite vivir en cualquier lugar
Photo by Euan Cameron on Unsplash

Y el coronavirus nos llevó al teletrabajo

Hace un año, sin embargo, eran muy pocos los casos de teletrabajo y menos aún los de estudiantes asistiendo a lecciones online. Hasta que llegó la pandemia y con ella el confinamiento.

De repente, teletrabajar se convirtió en una necesidad y las aulas cerraron sus puertas. En algunos casos – que evidenciaron las tremendas desigualdades aún existentes en nuestra sociedad -, los alumnos pudieron finalizar su curso desde casa; en otros, ni las “tablets” repartidas desde las instituciones públicas consiguieron poco más que maquillar la situación.

La sociedad del siglo XXI navega desde hace tiempo sobre la tercera ola y el teletrabajo es parte de ella. Aun cuando sólo haya empezado a asomar con fuerza al aparecer la pandemia.

No todo el mundo puede teletrabajar

En enero de 2020, sólo teletrabajaba 1 de cada diez empleados de un 30 % de organizaciones que se planteaban esta posibilidad. Hoy, ese porcentaje se ha multiplicado y se espera que, en los próximos años, el 70 % de estos trabajadores lo haga de forma remota.

Teletrabajar flexibiliza nuestra dedicación
Photo by Damir Spanic on Unsplash

De acuerdo con un estudio del World economic Forum (The Future of Jobs Report 2020), la proporción de trabajos que se pueden realizar de forma remota en cualquier economía desarrollada se ha aproximado al 38% y es de un 25% en las economías de ingresos medios.

Otros estudios, como el publicado por el BCE, concluyen que más de un 50% de trabajadores en amplias regiones del Reino Unido, Bélgica, Francia, Luxemburgo y Suecia, pueden teletrabajar; admitiendo, no obstante, que el porcentaje se reduce mucho (20%) en otras regiones de España, Grecia y Rumanía

El INE español contabiliza que más de cuatro millones de personas en España puede teletrabajar; un 22,3% de la población ocupada frente al 33% de la media europea.

El factor humano impone modelos híbridos

La clave para superar estos porcentajes está en el cambio de mentalidad y en admitir fórmulas híbridas como el uso de espacios de “coworking” que reducen los riesgos relacionados con la salud mental para quienes se han visto obligados a modificar sus hábitos laborales.

 A medida que avanzamos en estas fórmulas, van surgiendo diferentes obstáculos y también soluciones.

Mientras que algunos sociólogos consideran que lo vivido en 2020 ha sido un teletrabajo forzado y que tan pronto sea posible, muchos volverán a la oficina; otros están convencidos de que la pandemia ha acelerado un proceso que ya estaba latente en muchas organizaciones.

Los defensores del teletrabajo hacen hincapié en sus ventajas al facilitar la conciliación familiar, la reducción de gastos inmobiliarios para la empresa y los de desplazamiento para el trabajador, el incremento de la productividad mencionado y la posibilidad de vivir en lugares donde el precio de la vivienda sea más asequible.

Por el contrario, sus detractores consideran que falta un plan que contemple recursos, nuevos enfoques y una legislación que no sea el resultado de una situación excepcional que cambiará.

Refuerza sus argumentos la preocupación de algunos empleados ante la expectativa de estar «siempre conectado», y el estrés asociado con la incertidumbre en los empleados más jóvenes, circunstancias a las que hace referencia un estudio de la consultora Capgemini.

Teletrabajo
Photo by Chris Barbalis on Unsplash

Salarios en función de donde vivas

Estando en Europa, la referencia a la legislación tiene gran importancia. El RD-Ley 28/2020 de trabajo a distancia español es una buena prueba de ello.

Salvo que aceptemos una perspectiva como la anglosajona más próxima a aceptar la libertad contractual, son muchos los aspectos a regular. Alguno de ellos como el relativo a la asignación de los gastos derivados del teletrabajo, han estado muy presentes en los medios de comunicación. Otros, irán apareciendo como el que, en esta segunda semana de enero, apuntaba el diario El País:

Irene Cortés planteaba la cuestión sobre si es legal fijar una doble escala salarial según dónde resida el empleado.

El tema surge por el anuncio de Facebook de ajustar el salario de sus teletrabajadores al coste de la vida en su ciudad de residencia.

Con independencia de la legalidad de la medida, sobre la que existen distintas opiniones, la autora del artículo en El País afirma que el teletrabajo “ha provocado que muchas personas abandonen las grandes ciudades con el objetivo de ganar en calidad de vida. De acuerdo con los portales inmobiliarios Servihabitat y Fotocasa, en los últimos meses, la búsqueda de fincas rústicas de usuarios residentes en Madrid y Cataluña se ha incrementado en un 46% y 57%, respectivamente”.

O sea, lo que Alvin Toffler anunció hace 40 años.

La tercera ola ya está aquí

Comentando la elaboración de este artículo, un amigo afirmó que en todo caso muchas profesiones nunca podrían desempeñarse remotamente y citó a los camareros.

No le falta razón. Hay profesiones más propicias para el teletrabajo que otras y algunas, como los vendedores, servicios de limpieza, sanidad o la hostelería exigen objetivamente la presencia.

Sin embargo, algunas de las dificultades para el teletrabajo están más relacionadas con la concepción social del trabajo y las limitaciones relacionadas con equipos y habilidades digitales.

Más profesiones de las que imaginamos podrán ser realizadas por robots
Photo by Al Razians on Flickr

Me quedé por ello pensando en el ejemplo de los camareros que mi amigo citó y al llegar a casa me encontré con una información relacionada con los robots-camarero. La tercera ola incluye también un cambio de paradigmas y de profesiones que desaparecerán.

De hecho, el estudio del “World Economic Forum” plantea la posibilidad de que el COVID-19 obligue a las empresas a acelerar la digitalización de procesos de trabajo, aprendizaje, expansión del teletrabajo, así como la automatización de tareas.

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¿Eficacia frente a la piratería digital?

Escasa eficacia frente a la piratería digital

Artículo publicado en Confilegal el 7 de septiembre de 2020´:

Un tercio de las obras audiovisuales, películas y series de televisión, que se consumen en nuestro país es pirata. Así lo refleja el último estudio del Observatorio de la piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales, publicado el año pasado. El dato por sí mismo revela la escasa eficacia frente a la piratería digital.

Ese mismo análisis destaca que las obras más pirateadas son los estrenos. El pirata aprovecha el hueco que deja la industria entre el estreno cinematográfico y el lanzamiento en plataformas o en formatos físicos como el DVD o el Bluray. En el caso de las series, el hueco viene propiciado por el tiempo que transcurre desde el lanzamiento en Estados Unidos y su llegada a nuestro país.

Operación anti-piratería internacional.

A ello se dedicaban los integrantes del llamado “Grupo Sparks” que la Fiscalía del distrito sur de Nueva York y la investigación conjunta de varios grupos policiales estadounidenses, Eurojust y Europol, acaba de desmantelar.

La acción coordinada de los grupos policiales de 18 países, incluido España, han permitido la identificación de los principales responsables y la intervención de los servidores.

Ocuparon material probatorio suficiente como para acusarlos de un delito contra los derechos de autor y otro de fraude electrónico.

Policía especializada
Operación internacional

Una operación como ésta evidencia la necesidad de enfocar la lucha contra la piratería de una forma global y más allá de las fronteras de cada país. La colaboración entre diversas autoridades no ha debido ser nada sencilla y, de hecho, ha necesitado de varios años de investigación para culminarse con éxito. Ahora, llegarán las solicitudes de colaboración judicial, el análisis de las pruebas y las peticiones de extradición correspondientes.

Sin embargo, las autoridades americanas ya han puesto en marcha toda la maquinaria para celebrar el juicio en un plazo razonable.

Procesos anti piratería en Estados Unidos

En Estados Unidos, la defraudación de la propiedad intelectual se persigue por vía penal y la legislación norteamericana es muy poco tolerante con este delito. Ello, sumado a la mayor eficacia y agilidad de sus procesos judiciales, ha provocado el optimismo de los representantes de la industria ante la noticia del desmantelamiento del grupo Sparks.

La piratería ocasiona la pérdida de miles de puestos de trabajo

La Coalición de creadores reclama la urgente creación de una Fiscalía especializada, petición que vienen realizando desde hace años. El objetivo no es otro que el poder encontrar una vía realmente eficaz y que se tome en serio las graves consecuencias que la piratería tiene en las industrias culturales, en la riqueza que generan y en la nada desdeñable cifra de más de 130.000 puestos de trabajo que se generarían en un escenario sin piratería.

¿Sirve el derecho europeo en la revolución digital?

La revolución digital transformó la difusión de los contenidos y aunque el mundo occidental se apresuró a regular sus consecuencias y a adaptar la protección de los derechos de los autores a las nuevas tecnologías, sólo la agilidad del modelo legislativo anglosajón, le permitió hacerlo con éxito.

La Digital Millenium Copyright Act (DMCA) americana implementó los tratados de la Organización mundial de la propiedad intelectual (OMPI) en 1998; mientras tanto, Europa no aprobaba su normativa hasta el año 2000 y 2001 (Directivas de Comercio electrónico y de derechos de autor), con un retraso adicional para la implementación en cada uno de los países miembros.

Acceso digital a contenidos
Photo by Simon Abrams on Unsplash

En España, la reforma de la Ley de propiedad intelectual estuvo bajo la lupa de la oficina de comercio exterior de los Estados Unidos por los altos niveles de piratería existentes y que se consideraban causados por una deficiente protección de los derechos de propiedad intelectual.

La ley «Sinde» se aplica con mucha lentitud

Tras varias comisiones gubernamentales inútiles, la presión de todas las industrias de contenidos unidas consiguió la creación de un órgano administrativo que permitiera el bloqueo, en un plazo razonable, del acceso a contenidos ilícitos ofrecidos por las páginas de descargas. Dicho órgano es la sección segunda de la Comisión de propiedad intelectual también conocida como “Comisión Sinde”.

Aunque su labor incrementó la protección de los creadores y ha contribuido a mejorar la percepción de las autoridades judiciales, aún estamos lejos de la sensibilidad necesaria frente a lo que en otros países consideran un delito.

Internet ofrece decenas de páginas desde las que descargar contenidos no autorizados. Otras muchas páginas enseñan cómo hacerlo y ofrecen alternativas cuando una página es bloqueada.

Tres vías para defender la propiedad intelectual

Las opciones de un titular frente a la vulneración de sus derechos son limitadas y poco eficaces:

En vía penal, los procedimientos judiciales sólo son viables si la encomiable labor de las fuerzas de seguridad detiene a los autores en nuestro país y presentan pruebas realmente contundentes. Son muchas las decisiones judiciales que archivaron los casos contra páginas de descargas y, en los casos en que hubo una condena, la misma tardó años (una media de 5-6) en llegar.

La vía administrativa resulta eficaz para el bloqueo, aunque tarda en llegar alrededor de un año y se elude con la transformación o clonado de la página infractora. Un buen ejemplo es el caso de “Exvagos”: Tras más de seis años de jugar al ratón y al gato, convirtiéndose en Exvagos 1, exvagos-2 y alguna otra, la sección segunda impuso una multa de 400.000 € y bloqueó de forma definitiva el acceso.

La vía civil, por último, ha permitido algunos éxitos imponiendo a los proveedores de acceso a Internet la obligación de bloquear la conexión de los usuarios españoles a determinadas páginas, pero deja a los responsables de éstas fuera.

La Industria considera que la legislación americana será más dura.

Los titulares prefieren que este caso sea juzgado en Estados Unidos y es comprensible.

El liderazgo normativo europeo que impuso el respeto de los derechos de todos y la restauración del equilibrio en las relaciones humanas a través de sus códigos resulta paquidérmico frente a los cambios exponenciales que vivimos. La adaptación de los procesos a la revolución digital es más sencilla desde las normas anglosajonas o, incluso, desde la dictadura comunista que desde el artesonado jurídico de las normas europeas.

Si a ello sumamos, el retraso de las decisiones de los tribunales, concluimos que son necesarios aún muchos cambios para que Europa esté a la altura de la revolución digital.

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Lecciones y conferencias en el coronavirus

Elsa encendió el ordenador con la misma alegría de siempre. Dedicaba los primeros momentos del día a leer los comentarios de sus seguidores. Es entrenadora de educación física y desde que empezó el confinamiento por el coronavirus, da sus clases “online”. El mensaje procedente de YouTube la dejó de piedra: habían retirado el último vídeo con su sesión sobre abdominales y caderas por “no respetar los derechos de autor”.

YouTube retiró el vídeo del entrenamiento por no respetar los derechos de autor.

No entendía nada. La clase era suya, la había creado ella; ¿qué derechos podía haber infringido?

La causa no era otra que la música de la sesión. Elsa usó su repertorio habitual pero esta vez no estaba en el gimnasio sino en Internet. Los gimnasios y otros establecimientos abiertos al público abonan una tarifa por el uso de música con la que amenizan las sesiones o la estancia.

Ese pago no se extiende más allá y YouTube aplicó uno de sus protocolos para respetar los derechos de autor.

¿Puedo usar cualquier foto de Internet en mis presentaciones?

Algo parecido ocurre con las presentaciones on-line en las que se utilizan contenidos ajenos.

¿Quién no acude a Internet para buscar fotos, vídeos u otros archivos para ilustrar sus presentaciones o conferencias?

Sin embargo, no todo lo que está en la web se puede utilizar de forma libre. Al menos, si queremos respetar los derechos de autor. Con el tele-trabajo se añade una variable que hay que tener en cuenta: La conferencia no se limita al aula universitaria o a la sala de juntas de una empresa. Puede extenderse a todos los invitados a una sesión o más aun si la colgamos en redes sociales o en espacios como YouTube.

Al inicio del confinamiento, Javier decidió actualizar su página de Internet y le gustó mucho la foto de un paisaje relacionado con la actividad de su empresa. No conocía las limitaciones existentes ni estaba familiarizado con el uso de fuentes de código abierto o licencias como “creative commons” o “copyleft”.

Conferencias y clases on-line deben respetar los derechos de autor
Imagen de Jagrit Parajuli en Pixabay

Siguiendo el rastro de la foto, una agencia americana se ha puesto en contacto con él para reclamar el pago por el uso de la misma. Va a tener que rascarse el bolsillo y abonar una cantidad cuando podría haber usado otra foto similar, recogiendo tan sólo el nombre del autor.

Hay contenidos que sí puedes usar.

En el ámbito universitario, el uso de material de Internet para ilustrar una obra propia es habitual. Puede tratarse de obras libres porque están en dominio público o ser contenidos amparados por las licencias que las universidades suscriben con los autores o con las entidades de gestión, o por licencias “creative commons” (CC).

Estas últimas son herramientas que permiten algunos usos de obras ajenas sin necesidad de la autorización del titular. Hay seis tipos de licencias CC que van desde permitir cualquier explotación, incluidas las comerciales hasta autorizaciones más restringidas que no permiten uso comercial ni crear obras derivadas.

En las universidades, también existen repositorios  que almacenan trabajos e investigaciones que se puede usar con las limitaciones que sus autores hayan dispuesto.

Creative Commons ofrece contenidos que respetan los derechos de autor
Imagen de Imran Abdul Jabar en Flickr

Sin embargo, hay otras obras que aun estando en Internet, no pueden utilizarse. Para respetar los derechos de autor, la ley entiende que cualquier uso de una obra ajena exige autorización del titular y debe ser expresa. Como es lógico, la autorización supone un pago, pero hay excepciones:

Los derechos de autor no son ilimitados.

El precio por el uso de obras ajenas puede variar mucho, pero los derechos de propiedad intelectual no son para siempre y hay excepciones que permiten algunos usos.

Los derechos de explotación de una obra pueden ejercerse durante la vida del autor más 70 años tras su muerte. En el caso de las fotografías, puede ser aún menor, 25 años, si se trata de una mera fotografía. Tras esos plazos, entran en dominio público y pueden usarse siempre que se cite al autor y la fuente. Ahora bien, ¡cuidado con las obras derivadas! Podemos usar un texto de “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” escrito por Cervantes, pero no una adaptación que se haya hecho hace 10 años. La página web de la biblioteca nacional contiene una lista de obras en dominio público.

Además del tiempo, la legislación impone algunos límites a los derechos de autor. Se regulan en los artículos 31 a 40 bis del texto refundido de la ley de propiedad intelectual (TRLPI).

Las citas o reseñas tienen sus condiciones.

Se pueden incluir fotografías o fragmentos de otras obras en una obra propia como citas o reseñas siempre que se cumplan algunas condiciones (Art. 32 del TRLPI):

La cita es incluir un fragmento de una obra ajena en una obra propia. Lo más habitual es incluir un texto de otro autor diferenciado del propio (entrecomillas o en letra cursiva) e indicando autor y procedencia.

También pueden incluirse obras audiovisuales, sonoras, fotografías o dibujos, siempre que cumplamos algunos requisitos:

  1. La obra tiene que haber sido divulgada.
  2. Podemos incluir sólo lo que sea imprescindible para el fin que perseguimos: enseñanza o investigación. No se permiten las citas largas o muy numerosas que no estén justificadas.
  3. La cita se debe realizar a título ilustrativo, o para su análisis, comentario o juicio crítico.
  4. En el caso de fotografías u obras plásticas (dibujos, planos, etc.), deben incluirse de forma íntegra.
  5. Se debe designar al autor y la fuente de la que tomamos la cita.

¿Qué podemos incluir y que no?

Si queremos respetar los derechos de autor, podemos incluir un trozo de una canción para analizar su letra o su ritmo en clase de música, pero no podemos añadir música a nuestra presentación para hacerla más amena; podemos incluir la imagen de un cuadro de Velázquez o de Antonio López en clase de pintura para analizar el estilo, técnica, etc. pero no para ilustrar una diapositiva.

Recordando a nuestra protagonista del inicio de este artículo: Elsa puede grabarse realizando una sesión de gimnasia. Debe registrarla como propia, tal y como recomendaba en mi artículo anterior. Y debe indicar si se la reserva o autoriza su uso. No puede añadir música salvo que sea suya, esté autorizada por los autores o proceda de fuentes de código abierto como las que he citado.

Los entrenamientos on-line deben respetar los derechos de autor.
Photo by Kelly Sikkema on Unsplash

Algunas citas resultan peligrosas.

Y no me refiero a las citas a ciegas. Podemos copiar un fragmento de un texto ajeno y usarlo en nuestra presentación, pero debemos extremar la precaución si vamos a parafrasear o traducir pues esto implicaría modificar la obra. La regla general es hacerlo desde el llamado “uso honesto”.

Podemos usar fragmentos de obras escritas, pero no está claro que podamos utilizar la imagen parcial de un cuadro o de una foto.

También debemos tener cuidado con las fuentes que utilizamos para evitar usar una grabación audiovisual no autorizada como sería el caso de un vídeo falso o pirata.

La casuistica es amplia y es posible que en ocasiones precisemos de la ayuda de un profesional.

El capítulo que la ley dedica a los límites a los derechos de autor termina con un artículo que debe ser tenido en cuenta: Los artículos del presente capítulo no podrán interpretarse de manera tal que permitan su aplicación de forma que causen un perjuicio injustificado a los intereses legítimos del autor o que vayan en detrimento de la explotación normal de las obras a que se refieran. (Art. 40 bis del TRLPI).

Tal afirmación obliga a actuar con cautela si no queremos disgustos por violar los derechos de autor.

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CINE EN CASA, UNA AVENTURA PARA CADA DÍA.

Estamos viviendo un momento trascendental que, como afirman los expertos, nos va a cambiar la vida. Con la excepción de quienes se esfuerzan de forma heroica cada día en atender los servicios esenciales, la mayoría de los españoles practicamos el #YoMeQuedoEnCasa y nos vemos obligados a rellenar algunas horas de tiempo libre.

#YoMeQuedoEnCasa, ¡viendo cine!

El tele-trabajo que vaticinaron algunos futurólogos se ha hecho realidad y descubrimos que, a pesar del mismo y de otras tareas, el día da mucho de sí, especialmente cuando no hay más alternativas de entretenimiento que las que encontremos en el hogar. El ocio ocupa una parte importante de nuestra vida diaria y el consumo audiovisual también. Y cuando hablamos de consumo audiovisual en casa, las series se han colocado a la cabeza de la demanda, sobre todo entre los más jóvenes.

Disney Plus se suma a las plataformas de TV de pago

Pero ¿qué ocurre con el cine?; cerradas las salas, parece que la oferta cinematográfica en casa es la única opción y no es nada baladí. Las plataformas de televisión que operan en España disponen de catálogos muy atractivos y perfectamente segmentados. Hace un par de meses publicaba un artículo sobre las televisiones de pago y sus distintas ofertas y lo mejor, es que podemos contratarlas online. La última de ellas, Disney plus que acaba de iniciar sus emisiones.

Variedad de plataformas de TV para #yoMeQuedoEnCasa
Disney Plus

La segmentación ayuda a elegir y la parrilla diaria permite realizar una buena selección para entretener algunas de las muchas horas del #YoMequedoEnCasa. Y para nada se trata de películas antiguas o pasadas de moda. La industria americana ya ha puesto sobre la mesa la idea de exhibir on-line algunos de los estrenos más recientes y que no estarían disponibles hasta el verano como “Frozen 2”, “Aves de presa” o “El hombre invisible”. Va incluso más allá, explorando la posibilidad de estrenar directamente en las plataformas digitales, obras que tenía preparadas para las salas de cine mientras éstas permanecen cerradas.

Las polémicas “ventanas”

De momento, es una iniciativa en Estados Unidos, pero podría extenderse y que, como ya ha hecho Netflix anteriormente, otras compañías se sumaran a la estrategia de reducir el plazo de tiempo que transcurre entre el estreno en salas y la disponibilidad en los sucesivos canales; lo que llamamos “ventanas”. Teniendo en cuenta la suspensión de los rodajes, esta estrategia habilita la conexión del público con el séptimo arte y poder preparar la pre-producción de nuevos contenidos que permitirán nuestro entretenimiento y retorno a las salas de cine tan pronto pase esta pandemia.

Los cines españoles se han preparado para la vuelta.
El autor en una de las salas de cine más modernas de Madrid

Esta situación podría equilibrar, al fin, la tensión entre quienes opinan que las ventanas son un obstáculo para un mejor rendimiento de las películas y quienes entienden que sin estreno en las salas, se pierde el glamour de la “alfombra roja” y el cine resultaría menos atractivo.

La verdad es que nos hemos acostumbrado a conocer los estrenos a través de su exhibición en las salas y cuando una película no ha pasado por ellas, la consideramos menor. El cine ofrece un espectáculo singular. No cabe duda de que los exhibidores españoles han adecuado y modernizado sus salas, no sólo dotándolas de una calidad de imagen y sonido magníficos, sino de forma creativa, ofreciendo una experiencia que nos permita acercarnos a la historia en la intimidad de una sala a oscuras.

El cine en casa también es cine.

Sin embargo, disfrutar de esta experiencia, exige trasladarte al cine, adecuarte a un horario y, por supuesto, abonar la entrada, las palomitas y el refresco.

La experiencia en casa es diferente. Atendemos a la historia y hoy en día podemos disfrutar de una calidad de imagen y sonido muy elevados, adaptamos el ocio a nuestros horarios y, aunque pueden interrumpirnos, con la tecnología actual, siempre hay posibilidad de retomar la trama y volver a “ponernos en situación”.

Experiencias diferentes

Yo creo que son experiencias diferentes y perfectamente compatibles entre sí.

Sin duda, mis circunstancias personales me inclinan a disfrutar más de la experiencia en las salas, pero el cine en casa es una opción muy atractiva también.

La imaginación de la industria, que ya ha adoptado diversas iniciativas ante la situación actual, nos traerá nuevas historias y personajes con los que seguir disfrutando del cine.

Mientras tanto, para quien practique el #YoMeQuedoEnCasa, las plataformas digitales ofrecen un amplio abanico de posibilidades que incluyen un recorrido por la historia contemporánea de Europa (Filmin); participar en un festival de cortometrajes (Cuarentena Film Festival) o disfrutar del cine español a través de los estrenos que concentrará 8Madrid TV en estos días, aunque sólo accesible para la Comunidad de Madrid.

Consultar las parrillas de programación.

Tanto las plataformas de suscripción que ofrecen programación ajustada a un horario pero que podemos grabar como el vídeo bajo demanda, son dos opciones fenomenales para disfrutar con el cine que más nos guste.

Drama o aventuras, terror o acción, clásicos o estrenos recientes. Seguro que, con ello, el #YoMeQuedoEnCasa se hará más llevadero.

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TV DE PAGO: ¿CUALES SON LAS MEJORES OPCIONES?

TV online. Opciones.

El crecimiento de la oferta de plataformas de TV es enorme. El ciudadano que quiera contratar un servicio de TV para su hogar se ve desbordado por una gran cantidad de ofertas. La TV de pago es un hecho; ¿Cuales son las mejores opciones? Todas proponen de todo: cine, series, infantil, deportes, documentales y canales temáticos con el que atraer a distintos grupos de consumidores.

Cuesta trabajo realizar una clasificación orientadora y para el ciudadano medio es una odisea.

TV de pago on line online
TV online by Glen Carstens

Qué ver en TV: ¿Cine, fútbol o programas infantiles?

Imagina un hogar en el que convivan adultos y menores de distintas edades. La elección nos acaba llevando a los servicios que combinan la TV tradicional con la suscripción a diversos paquetes temáticos. Cada uno integrado por varios canales. Pero…, ¿garantiza esto satisfacer la demanda de deportes (principalmente fútbol), cine y/o series de toda la familia?

Páginas de descargas gratis

Debo aclarar que sólo estoy considerando la oferta legal. Las páginas de descarga ilegal no sólo no son recomendables, sino que suponen la colaboración con una actividad delictiva, además de los problemas que suelen acarrear para nuestros ordenadores, conexión, uso de nuestros datos, etc. A fin de cuentas, la TV de pago es ya una amplia realidad. Un vistazo a las distintas plataformas muestra la dificultad de la elección:

Internet+TV: Movistar, Netflix, Vodafone, Orange…

En primer lugar, consideramos lo que nos ofrecen los proveedores de acceso a Internet: Junto a la conexión y varias líneas móviles, Movistar +, Vodafone y Orange ofrecen varios canales de TV agrupados por paquetes y con una buena variedad de precios. En estos canales, las películas que nos ofrecen dentro de la suscripción son todas con más de 8 meses desde su estreno. Si queremos títulos más modernos (entre 4 y 8 meses después de su estreno en cine), debemos alquilarlos de forma separada, unos 4-5 € por película. Las plataformas citadas ofrecen un canal de videoclub con este servicio.

TV de pago online: Movistar lanza una televisión barata

TV de pago: Movistar
Movistar (Jacek Dylag)

Para quien quiere acceder a una oferta audiovisual exclusiva (sin vincularla con el acceso a Internet), Movistar lanzó hace unos meses Movistar + lite: Por 8 € mensuales te da acceso a varios canales: #Cero, #Vamos, Seriesmanía, Movistar Series, Fox, TNT, Comedy Central y AMC. Se suma así a la oferta de otros operadores como Netflix, HBO, Amazon prime o SKY TV.

Amazon Prime Video es la televisión más barata

Si lo que más nos importa es el precio, la más barata es Amazon prime que viene a costar 3 € mensuales, aunque te obliga a la permanencia de un año, abonando 36 €. Esta compañía combina su servicio con ofertas en los gastos de envío de sus productos y otras.

Netflix ofrece ya «El Irlandés«.

Lo habitual es que busquemos una serie o película concreta y ahí la elección se complica pues estas plataformas se reservan sus propias producciones como contenidos exclusivos.

TV de pago: Netflix

Netflix fue la primera y ya acumula un importante catálogo en el que empiezan a brillar películas que acaban de estrenarse en salas de cine. Por ejemplo, “El Irlandés” (Martin Scorsese y Robert de Niro), disponible en Netflix antes de finalizar noviembre, habiéndose estrenado el pasado 15 del mismo mes.

La compañía fundada por Reed Hastings dispone de varias series, películas y documentales en exclusiva que ofrece con la suscripción mensual a tres precios diferentes: 7,99 (básico), 11,99 (estándar) y 15,99 para el 4K. El plan más caro permite el visionado en 4 dispositivos a la vez, el siguiente, en dos y el básico lo limita a uno.

Disney, HBO, Sky TV, Hulu… ¿merecen la pena?

Sky TV cuesta 6,99 € mensuales con un catálogo que va creciendo poco a poco e incluye varios canales de TV. HBO tiene un coste de 8,99 € mensuales y se reserva varios contenidos exclusivos.

TV de pago: Disney+
Disney Channel from Flickr

Si tenemos dudas sobre los contenidos, todas ofrecen acceso gratuito durante el periodo inicial: Movistar+lite y Sky durante un mes; HBO, dos semanas y Netflix, 7 días. A todos ellos, se sumarán en breve Disney + y Hulu TV.

Filmin tiene la mejor oferta de cine independiente

Si buscamos contenidos concretos, la oferta se simplifica. Aunque existen servicios de suscripción, el contenido se ajustará más a nuestros gustos y tenemos un buen número de plataformas:

Filmin
Filmin

FILMIN: Una amplia oferta de cine independiente, series, documentales a la que acaba de sumar la colección de títulos de la Metro Goldwin Mayer. La suscripción mensual es de 7,99 euros y dispone de un servicio por 14,99 euros mensuales que incluye tres vales para poder ver películas de estreno en alquiler. Merece la pena si lo que quieres es ver películas pues cada alquiler de estrenos cuesta 3,95 €; el resto de los títulos pueden alquilarse por 1,95 o 2,95. Filmin ofrece, además una revista y un blog con información muy completa.

CINECLICK: Cine comercial a un precio asequible con pocas novedades. Te puedes suscribir por 9,99 € mensuales con acceso ilimitado a su catálogo de videoclub. En otro caso, el alquiler de cada película nos cuesta entre 0,99€ y 1,99€.

RAKUTEN: Cine comercial incluyendo estrenos que se alquilan por 4,99 o 3,99€. Te puedes suscribir por 6,99 €/mes, pero para determinados estrenos tendrás que pagar un suplemento. Si lo que buscas es 100 % cine, esta es una buena opción.

Mubi o Feelmakers: para aficcionados especiales.

MUBI: Para muy cinéfilos, esta plataforma ofrece cine de culto con información muy completa de cada título. Mucho en versión original. La suscripción mensual cuesta 9,99 € y da acceso a una selección de películas. También puedes alquilar diferentes títulos a 3,99 €.

FEELMAKERS: Para los aficionados al cortometraje. Por 6 € mensuales o alquilando cada título por 1 o 2 € tienen una pequeña selección de cine muy de festival; de hecho, anuncian un futuro festival internacional de documentales, animación y cortometrajes online.

Cine español en Flixolé:

Flixolé
Flixolé

FLIXOLE: Sencillo. Por 2,99 € mensuales, un amplio catálogo de cine español que va desde las mejores comedias de Paco Martínez Soria hasta modernos thrillers como “Fin” o “La caja 507”, este canal va completando una oferta muy interesante que incluye documentales y varios títulos internacionales. No faltan series como “Verano azul” o más modernas como “La princesa de Éboli

PELICULASMANIAC: He dejado para el final esta curiosa plataforma que ofrece una selección de títulos clásicos. Son muy antiguos pero gratuitos. Así que, si tienes curiosidad, date una vuelta, seguro que alguna película puede apetecerte. Incluye varios títulos de pago (premium) y algunos “telefilmes”.

Algunas cadenas de televisión se han sumado a este tipo de oferta adelantando algunos contenidos de TV de pago que pueden verse sin publicidad: MI TELE que ofrece los canales del grupo Mediaset por 2,5 € al mes y ATRESPLAYER que por 2,99 €/mes te da acceso a los canales del grupo Atresmedia.

Comparativa de todas las TV de pago que hay en España:

PLATAFORMA SUSCRIPCIÓN MENSUAL TAQUILLA PERIODO PRUEBA CONTENIDO
Movistar+lite 8€ 4-5 € 1 MES Varios canales, películas, series.
Netflix 7,99 – 15,99 € 7 días Cine, series, documentales
Amazon Prime 3€ (Mínimo 1 año) 30 días Películas y series
HBO 8,99€ 2 semanas Películas y series
Sky TV 6,99€ 1 mes Películas, series, varios canales
Filmin 7,99€ 1,95-3,95 No Cine independiente, blog y revista.
Cineclick 9,99 0,99-2,99 15 días gratis Películas
Rakuten 6,99 3,99-4,99 1 mes gratis Películas
Mubi 9,99 3,99 7 días Cine independiente
Feelmakers 6€ 1-2 € 1 mes Cine de festival
Flixolé 2,99 14 días Cine español e independiente
Películas Maniac Gratis 1-2€ Cine muy antiguo
Mi tele 2,5 1,45 Canales mediaaset
Atresplayer 2,99 Canales Atresmedia
Disney + 6,99€ Se lanza en marzo/2020   Cine
HuluTV 5,99€? Pendiente de lanzamiento en España   Deportes, series, cine

¿Tiene futuro la televisión de pago? Esto opinan los expertos

Ni las comisiones de los bancos, ni el precio de la electricidad, ni los cobros de más de las telefónicas: a los españoles lo que más les cabrea es el precio que pagan por la televisión de pago. Un 18 % manifiestan estar poco o nada satisfechos. Según el último ‘Panel de Hogares’ de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), es el servicio peor valorado por los hogares españoles. Todo lo cual ensombrece el futuro de la televisión de pago.

La razón principal es su elevado precio.

Los espectadores quieren televisión gratis

Sorprende que el esfuerzo de las cadenas de televisión y de otros servicios como Netflix, HBO, Amazon o Movistar ampliando su oferta de contenidos y facilitando interesantes descuentos tenga tan mala acogida por parte de los espectadores.

La TV de pago en los hogares
Photo by Jens Kreuter

La falta de costumbre podría ser una de las razones del descontento: la televisión fue siempre un servicio gratuito. “La tecnología digital podría haber cambiado la percepción, pero la oferta pirata precedió a la televisión de pago y, de nuevo, al usuario le cuesta pagar para descargarse algo que puede obtener sin coste”.

Eso es, al menos, lo que opina Enrique Cerezo, productor cinematográfico, presidente de EGEDA y titular de alguno de los canales que ofrecen descarga de contenidos

Otros expertos consideran que el público quiere ver contenidos concretos, pero no están dispuestos a pagar 4,5 € por ver una película 4 meses después de su estreno. Esto les lleva a buscar contenidos alternativos en distintas plataformas. Buscan series de éxito para lo que se mueven de una a otra. Este continuo movimiento cansa a los suscriptores y aumenta el gasto.

¿Dónde puedes alquilar películas legalmente?

Juan Carlos Tous, fundador de una de las plataformas de más éxito, Filmin, considera que hay desconocimiento. En su opinión, el público en general no sabe que puede alquilar una película y quien lo conoce no acaba de entender el precio de casi 5€ cuando la suscripción de un mes a miles de títulos ronda los 8€.

No están de acuerdo con las opiniones de Cerezo o Tous otros expertos para quienes el crecimiento, aunque ligero, de la oferta transaccional (Alquiler o compra de un contenido concreto) es una noticia esperanzadora. Los distribuidores valoran positivamente este crecimiento al haberse producido en medio de la irrupción de varias plataformas de suscripción.

Cine independiente en Filmin y español en FlixOlé

Para algunos, la segmentación de la oferta con canales como Filmin o FlixOle puede ser una solución. Para otros, el mercado limitará el número de plataformas y con el tiempo, el público se acostumbrará a la televisión de pago en función del consumo, aunque a nadie le guste pagar. Lo cierto es que la oferta americana está copando la demanda del espectador europeo a quien apenas le queda tiempo libre para conocer la oferta audiovisual propia. El cine comercial es esencialmente americano y frente a ello, sólo la especialización de canales como Filmin puede hacerse con un hueco.

Filmin es presente y futuro de la TV de pago
Filmin

Ventana de cine

La industria cinematográfica sigue apostando por la exhibición en salas y dedica su esfuerzo publicitario a la misma. Cuatro meses después, cuando la película está disponible para ser alquilada, el público no recuerda esa publicidad ni los títulos por los que se interesó.

El ciudadano considera que es más fácil abonarse a una plataforma con un pago fijo mensual y explorar qué ofrece. Las series cobran fuerza al tratarse de algo verdaderamente novedoso frente a los largometrajes que se perciben como antiguos o que, como afirma Cerezo, ya fueron vistos en páginas piratas.

¿Dónde puedo alquilar cine legal?

Sin embargo, el contenido de una sola plataforma es insuficiente y la única que tiene una oferta amplia y variada resulta ser la más cara: Movistar ofrece diversos modelos de conexión junto a paquetes un tanto rígidos que incluyen fútbol, cine, series y motor. Por 10 € al mes, además de lo que se abona por las líneas y acceso a Internet, el paquete “Cine” te da acceso a siete canales (Estrenos, cine Doc&roll, Acción, Comedia, Drama, Cine Ñ y Disney). Esta segmentación tampoco parece satisfacer a los hogares en los que coexisten gustos diversos que obligan a la contratación de varios paquetes o el servicio “total”.

Los aficionados al cine independiente tienen una buena opción con Filmin que ofrece una suscripción mensual por 7,99 € (de 10 a 20 € incluyendo series) y el alquiler de títulos concretos por precios que oscilan entre 1 y 5 €.

También MUBI ofrece una buena selección de cine independiente por 9,99 €/mes y alquiler de títulos a 3,99.

Los aficionados al cine comercial pueden encontrar en Rakuten TV o Cineclick, un modelo de suscripción por precios similares (Entre 7 y 10 € mensuales) y la alternativa de alquilar diferentes títulos por entre 0,99 y 5€. Cuanto más moderno y atractivo sea el título, más caro. En ningún caso, encontraremos en estas plataformas títulos recién estrenados o con menos de 4 meses de antigüedad.

La firme apuesta de Netflix es la de reducir el tiempo entre el estreno de cine y la disponibilidad en Internet (“ventana”). Con ello podría dinamizarse el mercado, pero este tema es “tabú” para la industria y pocos quieren explorarlo.

Televisión a la carta

Al final, todos quieren ofrecer un poco de todo con el fin de captar más clientes. La oferta de subscripción (SVOD) está de moda: Netflix, HBO, Amazon Prime, Sky. La llegada a finales de este año de Apple TV+ y Disney+, se completará con Peacock en un futuro. Todos ellos compitiendo con las citadas más arriba y centrando su potencial en series y la producción propia.

Sin embargo, el catálogo y las novedades tienen mucho potencial. Su acceso se realiza a través de la transacción digital (Pay Per View). La lógica dice que todas las plataformas unificarán el transaccional con la subscripción para ampliar la oferta al consumidor.

Para los expertos del sector, el futuro de la televisión de pago está en pleno desarrollo y provocará que el modelo de negocio de ventanas con cine y TV empiece a variar… veremos para cuando.

Y… ¿Qué piensan los internautas?

Los usuarios son diversos y quieren precios bajos o una mejoría de la oferta en cuanto a novedades. El público elige lo que quiere ver. Su interés no se limita al cine o a las series; “YouTube es una opción de consumo libre de contenidos para otro tipo de materiales. Esa experiencia debe ser tenida en cuenta si se quiere comprender el comportamiento del usuario”. Así lo manifiesta Ofelia Tejerina, presidente de la Asociación de Internautas.

¿Es Youtube un formato de TV?
Photo by Rachit Tank

“El futuro en el acceso a contenidos pasa siempre por la relación calidad/usabilidad/precio/variedad de la oferta”.

Tejerina considera que las diferentes apuestas de compañías como Netflix, Filmin o Disney demuestran el interés del sector por escuchar al consumidor a fin de satisfacerle.

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NETFLIX KILLED THE VIDEO STAR

¿Sabías que NETFLIX era un simple videoclub?

Antes de convertirse en uno de los casos de innovación disruptiva más comentado, Netflix era un simple videoclub al que te suscribías por una cuota mensual; su éxito se atribuye a Reed Hastings, un individuo que supo ver la tendencia y surfearla.

Cuando nos encontramos con un éxito empresarial como éste, buscamos al líder visionario y carismático que hay detrás y analizamos los resortes que movilizaron esta visión. En el caso de Hastings fue su enfado por tener que pagar una multa al retrasarse en la devolución del video que había alquilado. Y como el caso de Reed Hastings y NETFLIX encontramos ejemplos diversos de los últimos tiempos personalizados en líderes como Steve Jobs, Jeff Bezos o Richard Brandson.

El vídeo precedió a Netflix

Netflix era un simple videoclub
NETFLIX

Lo que no es tan frecuente es que el éxito de una industria entera sea atribuible a los directores generales de diversas compañías que eran competidoras entre sí. Estamos hablando de la industria que antecedió NETFLIX: La industria videográfica y su desarrollo en España. Es un caso de liderazgo compartido, de quienes supieron interpretar toda una tendencia para ponerse a favor de la ola que traería la industria del video frente a la “aparente derrota” del cine.

Hasta el inicio de los años 80, las películas se elaboraban para ser exhibidas en salas de cine y en ellas permanecían decenas de semanas. Tan sólo el 20 % de los ingresos que obtenía una película procedían de su explotación en televisión. La industria se había opuesto a que sus obras fueran exhibidas en lugares distintos a las salas de cine. En los años 80 aparece un nuevo “enemigo” para el cine: la industria del vídeo doméstico y, sí, he dicho bien, “ENEMIGO” pues como tal fue recibido por parte de la industria de Hollywood. Las grandes compañías de cine no apostaron por él hasta un par de años más tarde.

Photo by Marina Hanna on Unsplash

El vídeo doméstico llegó a ser el 35 % de los ingresos de una película

Fue la capacidad y visión de los directores generales de estas compañías en nuestro país lo que hizo posible el milagro económico de una industria de casi 1.000 millones de euros anuales, que representaba el 35 % de los ingresos que una película percibía y convirtió a España en el 4º mercado europeo.

Todo ello no habría sido posible sin los directores, entre 1984 y 2005, de las distribuidoras multinacionales del vídeo en España. Profesionales dinámicos, de una integridad absoluta y con una visión clara del negocio. No sólo trabajaron en beneficio de cada una de las compañías que los había contratado, dedicaron muchas horas a crear industria y fueron capaces de generar oportunidades para que sus clientes se desarrollaran profesionalmente y atrajeran al público de forma masiva.

Creando industria

Estos líderes del sector fundaron la Unión Videográfica Española (UVE), a través de la cual, sumaron los esfuerzos de las compañías independientes más pequeñas, consiguiendo que los directivos de las mismas participaran ilusionados sin sentirse “dominados” por la fuerza de las multinacionales que representaban el 85 % del mercado.

La industria del video siguió creciendo aun cuando a principios de los 90 se enfrentaron a la competencia de la televisión privada. El liderazgo de los ejecutivos a quienes me estoy refiriendo unió al sector para adoptar estrategias que mantuvieran el éxito. Consiguieron que el mercado español fuera pionero en el lanzamiento de películas adquiridas directamente por el público y nuestro país fue el primero en crear el “club DVD”.

En resumen, distintas estrategias para rentabilizar al máximo la explotación de obras cinematográficas en sus diferentes formatos: Salas de cine, vídeo doméstico y televisión.

Cine en Internet

Photo by Ahmet Yalçınkaya on Unsplash

A mediados de la primera década del siglo XXI, el desarrollo de la oferta audiovisual en Internet fue impulsado por la piratería y, otra vez, Hollywood se opuso a licenciar la distribución de sus obras en la red de una forma sencilla, propiciando el declive del sector. Los prestadores de servicios en Internet y otras compañías modernas como Netflix, ven el negocio de forma más clara pero esta historia aún se está escribiendo y quizá os la cuente otro día.

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